ZEPIOTECA: " Blue Velvet"



   Tras el desastroso resultado de su anterior trabajo como director (la desorbitada ¡¡nunca mejor dicho!! “Dune” de 1984), la carrera cinematográfica de David Lynch pende de un hilo. Su estatus como “gran director revelación” adjudicado gracias a sus anteriores filmes – la extraña y demencial “Cabeza borradora” (1977) y la oscura pero impecable “Hombre elefante” (1980) – le habían proporcionado un suculento contrato con el mítico productor Dino De Laurentiis. Por desgracia para ambos, la citada “Dune” (que aspiraba a ser algo así como la réplica a la exitosa saga “Star Wars”) fue un rotundo fracaso, tanto en recaudación como en crítica (y no es de extrañar, ya que es un larguísimo bodrio sin pies ni cabeza). Aún así De Laurentiis (al que no debe negársele un cierto olfato para los “exitos”) decidió concederle otra oportunidad al muy agradecido Lynch, y encima le otorgó pleno control creativo sobre el nuevo proyecto. Esta nueva oportunidad le serviría a Lynch para materializar una de sus mejores obras:

                       “BLUE VELVET”

El padre de la criatura
   Era el “ahora ó nunca” de Lynch, que sin perder un segundo empezó a extraer de su alocada cabecita un montón de ideas que llevaba tiempo elucubrando… En ésta ocasión recuperaría esa atracción por lo extraño, lo macabro, ese “algo” que magistralmente esbozó en “Cabeza borradora”. Eso si, de una forma mucho más “comestible” para el gran público, que otro batacazo comercial no creo que le hiciera mucha gracia a De Laurentiis (por no hablar con casi toda seguridad del prematuro final de la carrera como cineasta de Lynch). Sacando de su chistera un montón de recuerdos e inquietudes personales (acumuladas desde hace años), decide plasmarlo todo de una manera elegante y discreta (recordemos: había que asegurarse una cierta comercialidad). Para dicha difícil tarea necesitaría un eficaz equipo de profesionales: Tras negociar con varios actores (algunos rechazaron los papeles por considerar el guión como pornográfico), para los papeles protagonistas Lynch contaría con Kyle Maclachlan (actor protagonista de la antes citada “Dune”, y cuyas facciones os sonarán de la conocida serie “Twin Peaks”), con Isabella Rossellini (hija del director italiano Roberto Rossellini y la actriz Ingrid Bergman, aparte de ser la nueva y flamante novia de Lynch) y con Dennis Hopper (el entrañable “actor maldito”, aunque ya totalmente recuperado de sus adicciones tras su paso por un centro). De los arreglos musicales se haría cargo Angelo Badalamenti (músico de talento, pero no reconocido hasta entonces). Seis millones de dólares sería el dinero puesto a disposición de Lynch. Finalizado de explicar el Contexto de Producción, enseguida comienzo con la Sinopsis Argumental:
  
Desayuno con tu abuela
 Jeffrey Beaumont, un joven de conducta intachable, vuelve de visitar a su padre (ingresado hospital tras haber padecido un repentino ataque) y descubre por casualidad en el una oreja humana tirada entre la hierba. Como buen chico que es, entrega la extraña muestra en comisaría y decide continuar con su rutina. Pero movido por la curiosidad, decide presentarse en el hogar del amable detective que lleva el caso. No le es revelado ningún dato, pero por casualidad Sandy (hija del policía y amiga de Jeffrey en su época del instituto) ha escuchado a su padre hablar de una cantante de cabaret llamada Dorothy Vallens, que parece tener relación con el “caso de la oreja”. Después de coger “prestada” una llave en casa de la cantante haciéndose pasar por un fumigador (una treta no demasiado ingeniosa), y de verla actuar en un club, decide colarse en su apartamento aprovechando su ausencia (y la colaboración de la complaciente Sandy). Escondido en el armario de Dorothy, es sorprendido por ella, que parece ser una mujer un poco perturbada. Entonces aparece Frank Booth, un peligroso criminal inhalador de “popper” obsesionado por los tejidos de terciopelo azul (alusión al título del filme, aparte de ser la canción que versiona Dorothy todas las noches en el cabaret) con el que la cantante mantiene una relación sadomasoquista (como puede observar Jeffrey, que hace otra vez de mirón dentro del armario).

El mejor de la peli.
 Fuera ya del inquietante apartamento, Jeffrey sigue con sus pesquisas mientras se va enredando en una truculenta historia de amor con Dorothy, cuyo marido e hijo están en poder del retorcido Frank. Como no podía ser de otra manera, Frank descubre a Jeffrey charlando amistosamente con Dorothy y decide llevárselos a “dar un paseíto” junto con su pandilla de matones. Visitan un extraño prostíbulo regentado por un tal Ben, un tipo amanerado pero muy peligroso (Interpretado magistralmente por un secundario de lujo: Dean Stockwell), donde tienen retenido al marido y al hijo de la cantante. Montados en el coche otra vez, son llevados a un solitario paraje, donde Frank vuelve a dar rienda suelta a sus bajezas con Dorothy, pero Jeffrey interviene para evitarlo, lo que encoleriza a Frank. Tras recibir una terrible paliza, Jeffrey parece por momentos desistir de su investigación (y de su “relación” con Dorothy), pero la aparición de la cantante, magullada y totalmente desnuda en la puerta de su casa, le zambulle de nuevo en el caso. Decidido a arriesgarlo todo, se presenta en el piso de Dorothy para resolver de una vez por todas el caso del secuestro (y las cuentas pendientes con Frank). Un casi forzado “final feliz” (exigencias del guión) devolverá la tranquilidad a los buenos habitantes de Lumbertown.

Hopper un poco sobreactuado
   Visualmente hablando, la película marca el inicio de lo que podría denominarse “estética Lynch”, pero sin llegar a profundizar demasiado en ese “toque personal” que el director irá evolucionando en sus siguientes trabajos, cinematográficos y televisivos. Característico de ésta forma de narrar historias sería el uso de unas iluminaciones irreales, buscando el contraste de los colores primarios en determinados momentos del film. Los planos fílmicos más utilizados en las escenas son los medios y los americanos, además de existir bastantes tomas con la cámara y los actores en movimiento simultáneo. Para los diálogos se utilizan los primeros planos de los rostros de los interlocutores, y también en ocasiones el plano “over shoulder” (diálogos “tiernos” entre Jeffrey y Sandy). Existen bastantes planos generales descriptivos que enfocan a edificios y parajes, y destacable también es la dialéctica que utiliza Lynch con los planos de los “letreros” (el cartel del ascensor averiado, el luminoso de la puerta del club, etc.). Se utilizan también los planos posteriores (especialmente cuando montan en los coches) y los planos detalle cuando quiere destacarse algún elemento (la oreja cortada, los labios de Dorothy). Normalmente los planos son objetivos, pero en los momentos en que la narración lo requiere, se transforman en subjetivos (mirada de Jeffrey escondido), y también se utilizan ángulos picados de cámara (padre de Jeffrey desvanecido, la “violación”, etc.). 


Pistolas y terciopelo
  En el aspecto sonoro Lynch es aún más innovador, pues en muchas de sus películas graba la banda sonora antes de grabar las escenas, animando a los actores para que se empaparan de las envolventes melodías y así se metieran mejor en situación. No es de extrañar que el título del filme sea “Blue Velvet” si pensamos en la gran importancia narrativa de su uso de la música (ó de la ausencia de ella). Muy acertado es el uso de los “sonidos ambiente” (ruidosos aparatos de aire acondicionado, sonidos emitidos por los carteles luminosos…) que ayudan a crear una atmósfera de tensión y suspense.


La práctica totalidad de la historia descansa en Jeffrey, el personaje central, el mirón (alter ego de Lynch) que se va zambullendo en el misterio haciéndonos a la vez de guía “iniciático”. Los elementos narrativos pasan de ser una “observación anónima” del suceso desencadenante de todo (el ataque sufrido por el padre), a convertirse en un continuo juego detectivesco acompañando a Jeffrey en sus indagaciones. Son muy breves los momentos en los que el espectador se despega de éste (acciones de Sandy cuando no está junto a él). Clave en el éxito de las obras de Lynch son sus originales personajes. Por exigencias del guión aparecen los típicos “buenos” (Jeffrey, Sandy) que hacen de hilo conductor de la historia, pero también los “malos” (Frank, Dorothy), que suelen actuar como contrapunto. Pero los mejores personajes de Lynch suelen ser los “raros”, esos personajes que apenas tienen trascendencia en la historia pero que aportan nuevos elementos a ese ambiente de locura que tanto le gusta mostrar a Lynch (el prostíbulo de Ben está lleno de ellos, él mismo el primero). Por cierto, los personajes menos creíbles de toda la historia no son otros que los “secundarios buenos” (los padres de Jeffrey y de Sandy, el ex novio de ésta), que simplemente cumplen su papel como patético “relleno” (puede que Lynch pretendiera aquí criticar el petulante conformismo del americano medio). Como curiosidad, el personaje de Dorothy parte de una experiencia personal del propio Lynch, que una vez de pequeño estando acompañado de un amigo se encontró con una mujer desnuda que iba caminando por la calle como una sonámbula (¿recuerdan la escena?). Una cosa que si me parece digna de elogio es el cuidado que pone Lynch en las localizaciones, los mobiliarios y las prendas de sus personajes. Casi nada es dejado al azar en sus trabajos, de hecho muchos de estos elementos, aparte de crear efectos narrativos, son auténticas pistas en la trama ó alusiones simbólicas (la bata de terciopelo azul de Dorothy).
    

Con éste filme Lynch inicia su particular visión del género misterioso-detectivesco, que retomará más adelante en otras de sus obras como “Lost Highway” (1997) y “Mulholland Drive” (2001), aparte de en su serial televisivo “Twin Peaks” (1990-91). Como tema principal, Lynch quiere mostrarnos su particular visión de dos mundos valiéndose de recursos que hacen que esta diferenciación sea, hasta cierto punto, exagerada. La atracción por lo oculto, lo desconocido, nos es transmitida mediante el viaje iniciático de un joven que hasta ahora no había conocido otro mundo que el “bueno”, pero que siente una irresistible atracción hacia ese oscuro y peligroso mundo “malo”, y todo gracias a una oreja llena de hormigas, un claro homenaje al Surrealismo (¿se acuerdan de “La Edad de Oro”?). En sus siguientes películas Lynch se irá soltando más con los “detalles escabrosos” (perversiones sexuales, violencia extrema), que tanto parecen deleitarle, pero que en ésta ocasión (como ya comenté antes) tuvo que reprimir un poco por motivos puramente comerciales.

La novia de Lynch propasandose.

   Por suerte para Lynch (y para el bolsillo de De Laurentiis) la película se convirtió a su estreno (diciembre de 1986) en un auténtico éxito de taquilla y crítica, catapultándole (otra vez) hasta el Olimpo de los “directores revelación” de Hollywood. A pesar de no ser la obra más compacta de su autor (demasiadas “casualidades” en el guión, que es un tanto “forzado”, y algunos personajes son demasiado flojos), “Blue Velvet” posee algunos de los elementos (fascinación por “lo oculto”, fetichismos malsanos) que acompañarán, aunque perfeccionados, algunas de sus más exitosas obras posteriores, además de unos diálogos absolutamente geniales

                                                                                                              Zepo


   para verla online  




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